Se que no estoy contando con la crueldad de la juventud. Yo. Lo debería saber mas que nadie. Lo que le hice a Roberto, que me amaba, saqué lo que necesitaba de él. Aprendí de todo con él. Como si él hubiera sido mi padrino hada. Me lo bebí enterito y luego lo escupí. Y me quedé tan tranquila mientras el escribía mi nombre por las paredes de la cárcel, porque no era él un engañador al fin y al cabo? Cuando somos jóvenes somos idiotas por listos que seamos. Lo divertido es que a la que envejecemos ya no nos hacen caso… precisamente en el justo momento en que empezamos a componer todo el puzzle. Tiene cojones la cosa. Lo divertido es que nos da igual, al menos a mi. Porque parte de enterarte de que va todo es darte cuenta que importa un pito tener razón. Importa un pito que te entiendan, que te vean, simplemente uno es. Simplemente uno ama. Y bendice aunque camine en el túnel del olvido.
