Tenías calor cuando llegaste a Veracruz, Tío Albert? Llegaste vestido de invierno? Dormías desnudo? Tenías ropa, tenías dinero? Te fuiste enseguida a DF, o te quedaste unos días allí, unos meses, mirando al mar, de un azul que hace llorar? Yo limpiaba casas en California, lo que hubieran pensado en casa si lo hubieran sabido! Pero los desterrados hambrientos no se pueden permitir ni la vergüenza ni el miedo. Sólo por la noche, a la que nos miramos el ombligo y pensamos en las crestas blancas del mar.
