“Have come here for healing?”
LLoro.
“So you knew how this is all along? You knew about the magic, and ignored it all these years? And you remember to live it only when you are dying? Or did the death sentence give you the cojones?”
Suspiro.
You sick fuck. De eso quería hablar, de relaciones enfermizas (aunque “sick fucks” suena muchísimo mejor.) Y si fuera que las relaciones imposibles, como lo fue la de mis padres, son las únicas vivas. Cualquiera sabe que la fuerza que uno saca en situaciones extremas es inhumana. Y si fuera que las pasiones imposibles son las buenas… desde luego lo son a las que te masturbas, no? Esas imágenes desaforadas, traen la magia endiosada del orgasmo, vaya misterio. Y a quién se imagina uno? Al amor imposible, enfermizo, a tu sick fuck.
A cierto nivel, lo único que te importa es traer esa fantasía a tu realidad. Te retuerces en desesperación, invocándola, conectándote con los dioses a quien les importa un pito que tu energía esté dirigida a una gran chorrada. Quieren esa energía, venga de donde venga, esa que te posee y mueve montañas. No les importa que te destroce la vida, que no tenga sentido, que sea una idiotez. O quizás ni siquiera seamos nosotros, sino ellos los dioses jugando a los bolos en las nubes, ellos se divierten y nosotros sufrimos los truenos y rayos y nos empapamos con la lluvia.
No se entiende cómo ocurriera el encuentro, los encuentros, que no deberían haber sido. Nos reíamos diciendo a gente imaginaria: “Ella? Que va, si es demasiado vieja!” Y yo: “jajaja que va si es un crío y a mi no me gustan los críos que horror, pero a quien le cabe?”
Pero fue bien real, ni siquiera sabemos porqué se convirtió en una fantasía, porque en nuestro caso, fue una realidad, corta pero inapelable. Empezó como un juego nada mas, bastante patoso, y se fue convirtiendo en una nube negra de terciopelo sagrado que ese lo tragaba todo y llevaba torbellinos en los que nos quedamos atrapados, negándolo y sin poderlo creer. Tú todavía lo niegas, aunque sin mucha convicción admites “lo de las fantasías.” Yo ya ni me molesto, me he rendido. Aunque te he proscrito, aunque que me rompa. Pero no porque lo niegue o lo luche, sino porque me has tratado de mierda y dolió un huevo. Y porque es un alivio no tener que dejar de envejecer.